Por un camino que sale de la iglesia y pasa al lado de la telefónica se llega a la “Roca Plana”, dicen que allá por el 1645 el rector Pere de Cava, impulsor de la construcción de la ermita del Roser, un día que predicaba en la iglesia hizo alusión a unos vecinos de Toloriu, y en especial a uno de ellos que tenía muy mal genio diciendo: “el capitán de los arpiocs (mal genio) está al final de la iglesia escuchando mi sermón”, el hombre se sintió aludido y salió de la iglesia hacia la roca plana en donde esperó la finalización de la misa, y como que era el camino que utilizaba el capellán cuando salía de misa, cuando pasó por aquel lugar lo mató. El rector fue enterrado en la capilla que estaba dedicada a Santa Teresa. Actualmente la roca plana es un lugar de encuentro de la juventud en las cálidas noches de verano