Reseña de Miquel Mas i Miró, alcalde de Toloriu:
Nació en Barcelona el año 1931, pero en 1936 se trasladó con su familia a la Seu d’Urgell, donde vivió, estudió y se dedicó al mundo de la hostelería hasta regentar el hotel Mundial de la Seu d’Urgell. Después de muchos años en la hostelería y en la vida asociativa en l’Alt Urgell se implicó en la política siendo elegido alcalde del Municipio del Pont de Bar en 1995, reelegido en los comicios locales de 1999 y 2003, priorizó la restauración y divulgación de diversos elementos del patrimonio cultural del municipio como las iglesias de Aristot, Bar, Castellnou de Carcolze y Toloriu, además de la capilla de Sant Jaume de Sobeig y la torre del moro de la antigua muralla de Toloriu. Gracias a sus conocimientos de ebanistería, el mobiliario de estos edificios los va restaurar con sus propias manos.
La habilitación de las ruinas de los antiguos castillos del término como miradores fue otra de sus obras destacadas, así como la recuperación de fuentes y el embellecimiento general de los núcleos donde residía. También fue consejero comarcal de 1995 a 1999 y presidió el Consejo de Alcaldes de l’Alt Urgell desde setiembre del 2003 hasta marzo de 2004. Hasta el final disfrutó de las comidas que en su Taberna dels Noguers servía a sus clientes.
Además de sus habilidades con la madera, el conocimiento y la escritura eran sus pasiones, por eso por su forma de ser y su buena disposición, le hacían una persona muy estimada. Podéis disfrutar con las anécdotas suyas en el libro “Fem petar la xerrada” (haciendo conversaciones) de Àngel Rúbio donde rememora algunas de las anécdotas más entrañables que vivió estando al frente del hotel Mundial, como la anécdota del vermut que sirvió personalmente a la actriz Ava Gardner.
Miquel Mas nos dejó el 19 de mayo del 2008, pero sus pregones llenos de sabiduría quedaran hermanados con la historia de Toloriu para siempre.
Miquel Mas i Miró. Alcalde. Toloriu, 15 de agost de 2002
Traducción libre al castellano de la publicación original en catalán
PREGÓN DE FIESTA MAYOR
Por Miquel Mas i Miró
Alcalde
Toloriu
2002
Si me permitís y tenéis cinco minutos de paciencia, os hablaré de algunas coses de casa nuestra que a mí me han tenido siempre muy intrigado, por ejemplo: quien va empezar a desbrozar las tierras de cultivo y a construir las paredes secas de los bancales y viñas de todo el término? Porqué…, pensad que los bisabuelos de vuestros tatarabuelos ya se lo encontraron hecho, a pesar de esto, y hasta la época de vuestros padres han estado bien conservadas estas paredes. Hoy en día, al no ser rentables, las tenemos abandonadas.
Las otras cuestiones son: ¿desde cuando nos movemos por estas montañas? Y todos estos pueblecitos, ¿quien los ha hecho? Y ¿por qué? Y el nacimiento de la nación catalana, ¿cómo se produjo? Y esto tan fácil –si tienes dinero- de ir al notario y, puestos de acuerdo con otra persona, poder comprar y vender casas y tierras, y con un papel que se dice escritura de propietario, eres el amo de por vida, y mientras pagues la contribución, el Estado velará por tus derechos.
Todo esto que ahora encontramos tan natural, no os penséis, ni por un momento, que haya estado nada fácil de conseguir, más o menos, y de una manera muy esquematizada y según mi parecer, estas cosas empezaron así
Los hombres NEARDENTHALS, europeos desplazados por los de CROMAGNON africanos, (fenómeno que ahora parece que se vuelve a reproducir) y que eran exclusivamente cazadores, actividad humana esta que aún perdura en nuestros días, hace muchos siglos vivieron en nuestras montañas. El dolmen de “la Cabana del Moro” de Sorri y los restos del menhir del “Roc de Lairasa” de Aristot, dan fe.
Pasamos centurias de oscuridad y, al llegar al siglo V aC, se produce un cambio de civilización y de cultura. El país es dirá IBÈRIA y nosotros, íberos. Ya utilizamos el hierro, el torno de ceramista, la moneda, vivimos en grandes familias agrupadas en tribus y nuestros jefes salen de los elementos más carismáticos de cada familia. Las mujeres crían muchos hijos –porqué también se mueren muchos y hilan y tejen todo el santo día, si queremos ir vestidos con alguna cosa más cómoda que las pieles de animales. Estas tribus ocupan los grandes valles pirenaicos, los BERGUISTANS en el Berguedà, los ANDOSINS, en el valle de Andorra, los AIRENOSINS, en el valle de Aran, los ILERGETES, en la parte baja del Segre, y los CERETANS en la parte alta. Entre estos últimos, estamos incluidos nosotros.
Los fenicios y los griegos se establecen en nuestras costas y durante muchos años se limitan únicamente a comerciar con nosotros. Pero tienen una gran influencia, porqué nos enseñan a plantar de una manera racional verduras y árboles frutales, pero sobretodo nos traen dos cosas que cambiaran radicalmente toda la economía de Iberia: la olivera y la viña, es decir, el aceite y el vino. De ellos aprendemos también a hacer los tejidos de lino y el salazón de pescado.
El año 218 aC. desembarca en Empúries un ejército romano para conquistar militarmente nuestro país, que des de ahora en adelante se dirá HISPÀNIA, que quiere decir tierra de conejos, nombre que le pusieron los romanos, por la gran cantidad de estos animalitos que nosotros comíamos. Y ponemos punto final a los Íberos.
Los romanos nos traen una nueva cultura, nuevos dioses, una nueva lengua, el latín, una división territorial y administrativa desconocida hasta entonces, el derecho romano, nuevas ciudades perfectamente urbanizadas y amuralladas, acueductos, puentes, caminos muy bien hechos, y que todos llevan a Roma, una manera nueva de hacer los tejados y los desagües, que juntamente con el arco de medio punto y la cal hidráulica revolucionan la construcción, como también revolucionaran la agricultura con el arado romano, que prácticamente ha durado hasta nuestros días. Ellos también nos enseñaron a utilizar los asnos como animales de tiro.
Nos dejamos envolver por la “Pax Romana” y al cabo de seis o siete generaciones y de una manera casi natural, nos han romanizado y, con todos los derechos, ya somos ciudadanos romanos de Hispania.
Aproximadamente en el siglo III de nuestra era, los estrategas romanos, para proteger la Estrada Ceretana, el camino que va desde Massília (Marsella) hasta Cèsar Augusta (Zaragoza), que atraviesa nuestro país, por la orilla del rio, -el antiguo Camino Real- y en un lugar llamado Ardax (lugar de ardillas), donde se han descubierto unas minas de plata, aprovechan un lugar que se llama Bar (turó rodeado de bosque), otro que le llaman Quer (gran roca alta) y otro más, Aristot (lugar de encinas), que consideran estratégicos, y deciden construir unos castillos para defender y garantizar la paz en la zona. Pensad como debería ser Hispania que Plinio, el historiador romano, escribió que una ardilla podía ir desde los Pirineos a Gibraltar saltando de rama en rama sin bajar nunca a tierra.
El gobernador militar de estos castillos, sus centuriones y legionarios, gente acostumbrada a la buena mesa y al buen vino, empiezan a limpiar todo el altiplano de Toloriu (supongo que por gusto o a la fuerza nosotros debíamos de colaborar) para sembrar trigo i cebada; hacen huertos alrededor de las abundantes fuentes y plantan árboles fruteros. A la cara de solana de la montaña de Aristot, desde el rio hasta el castillo, construyen quilómetros de fajas i fajitas para plantar viña, y en lugares imposibles que, después de tener las paredes acabadas, traen la tierra con capazos, y de esta manera aseguran el pan y el vino para la guarnición, y suponemos que también para nosotros.
Los que tenemos cierta edad y hemos visto estas viñas en todo su esplendor, no dudamos nunca en decir aquello que se decía antes, delante de una gran construcción de piedras: “esto es obra de romanos!”
Es muy probable que por estos tiempos se construyeran los pueblos de Toloriu, cerca del castillo de Bar, Vilavella, el antiguo pueblo, cerca del castillo de Aristot, las bordas de Carcolze, cerca de su castillo, y el mismo Quer. Pueblos donde viviremos nosotros, que somos los que trabajamos los prados y las viñas. Nuestras mujeres continuarán criando hijos e hilando y tejiendo todo el santo día.
Ponemos aquí punto final a los romanos, porqué en el año 416 de nuestra era somos invadidos, por tramontana, por unos individuos llamados VISIGODOS (bárbaros para los romanos), gente muy extraña. A su jefe le llaman REY, casi todos ellos mueren asesinados y no consiguen establecer una monarquía sólida y estable.
Aquí es cuando nosotros empezamos a decir rey a nuestro jefe superior, título este que ya no nos sacaremos nunca de encima. Consiguen dominar toda la Hispania, hacen de Toledo su capital, y después de hacer grandes destrozas, se dan cuenta de que porqué los llaman barbaros.
Hacen suya la organización administrativa romana, recopilan todo el derecho romano en un libro que llaman “Liber ludiciorum” (que se hará servir casi hasta finales del siglo XIII). Total, que los romanizamos; nosotros aceptamos la RELIGIÓN CATÓLICA, que prácticamente llega con ellos, y al final de su estancia ya somos todos católicos.
Ponemos punto final a los visigodos, porqué en el año 711, por mediodía, somos invadidos por los SARRACENOS, y en el año 720 ya los tenemos en los Pirineos. En nueve años conquistaron un territorio que las otras culturas necesitaron siglos para hacerlo. Estos nuevos señores son muy cultos, refinados, con grandes matemáticos (de ellos nos quedan los números), médicos, astrólogos, filósofos, guerreros. Cambian el nombre de HISPANIA por el de AL-ÀNDALUS. Su capital será Córdoba. Sus jefes se dirán SULTÁN, CALIFA, EMIR Y CADÍ, y los tendremos 700 años con nosotros o en nuestro entorno.
Mientras tanto, como que en casa nuestra llega una gran gentada que huyen de los sarracenos, continuamos desbrozando tierras para hacer sembrados, prados, huertos y viñas si el terreno es un poco plano, o, si no, fajas y fajas por todas las montañas, porqué hace falta comer, y para poder alojarlos a todos, llenamos de pueblos y pueblecitos todos los rincones de los Pirineos, Es la época en que en el país hay más gente y, como que nuestros señores necesitan personal para hacer la guerra y ropa para vestirse, nuestras mujeres continúan criando muchos hijos e hilando i tejiendo todo el santo día.
La inmensa sierra de los Pirineos es contemplada desde el norte, por Carlomagno, emperador del “Sacro Imperio Romano-germánico,” y desde el sur por Abd-al-Rahman I, Califa de Córdoba y Sultán de Al-Àndalus. Los dos piensan: quien domine estas montañas tendrá su imperio seguro. Carlomagno ataca primero, pero al llegar a Zaragoza es repelido. Al retirarse pasa por Roncesvalles, donde los vascones deshacen su ejército (aquí nace la leyenda de la “canción de Rolando”). Abd-el-Rahamam I contraataca, llega hasta Narbona donde es vencido, y bajando por el Segre, de retirada, deja nuestro país devastado. En Llívia, en el 720, queman vivo al obispo Arambad.
Los dos se quedan a la espera de quien moverá ficha, pero Carlomagno, más astuto, hace una jugada de maestro: se inventa la MARCA HISPÁNICA (la frontera con Hispania), ennoblece las sagas de Guifré el Pilós del Conflent (Wifredo el piloso), de los Borrell de Cerdanya, de los Berenguer de Barcelona, de los Ermengol de Urgell y de otras más. Hace exactamente lo mismo que hicieron los romanos, los cuales, para tener tranquilos a los jefes tribales, los hicieron “senatorem”, mientras que los Visigodo los hicieron “seniorem” y Carlomagno los hace “condes” y sus territorios, condados independientes. Pero…, deben vasallaje a los reyes francos. De esta manera el emperador garantiza la seguridad de sus fronteras hacia los sarracenos.
Estos condados independientes –a partir del 878 (Concilio de Troya) y del 987 (Borrell II rompe los vínculos de vasallaje)- de poco en poco, se van fusionando alrededor de la casa de Barcelona y nace un nuevo país, con una lengua propia, es decir, una nación, CATALUNYA, con un escudo igual para todos: sobre un fondo dorado, cuatro barras de sangre; cuatro barras que, por bien o por mal, al grito de desperta-ferro! Llegaran a ser respetadas y temidas en medio mundo. También por este tiempo se va perfilando una nueva raza: los CATALANES.
En el siglo VII, los visigodos de la “meseta” –el embrión de Castilla- consideraban como Galia la Marca Hispánica y la Septimania, regiones que, unidas, formaron el MARQUESADO DE GOTIA, del cual el primer conde de Barcelona, Berá, fue el marqués. En 1140, ápoca en que se calcula que se escribió “El cantar del Mio Cid”, aún nos consideran como francos… Vaya, que nuestro problema de identidad viene de lejos.
Llegamos al año 1000, y aquí pasa una cosa muy chocante. La noche del 31 de diciembre del 999, las iglesias están llenas de gente aterrorizada, el mundo se acabará el año 1000 y faltan muy pocas horas para llegar. Ermengol de Urgell, el obispo Santo, arrodillado al pie del altar de Santa María, apoyado sobre un niño, pide a la Madre de Dios que interceda delante de su Hijo para que aquel niño y todos los otros puedan ver un nuevo día. La arena del reloj se acaba inexorablemente, el campanero, enganchado a la cuerda de las campanas, ni respira, el encargado del reloj de arena está como paralizado, con la mano estirada para darle la vuelta (“si estoy a tiempo…”, piensa). El silencio es total, los últimos granos de arena se cuelan por el agujerito del aparato… y no pasa nada. Su mundo plano continuará igual, hasta hoy, nada más que hoy sabemos que el mundo es redondo y que gira.
Al mismo tiempo, y por la circunstancia que sea, entra una oleada de fe incontenible y durante 200 años se construirán, por todas partes de la cristiandad, basílicas, catedrales, monasterios, iglesias, capillas con un nuevo estilo, el ROMÀNICO.
Tenemos constancia que el 1115 el barón Bernat de Casanet acompaña al conde Berenguer de Barcelona a la conquista de Mallorca, y que del 1204 son las “Homilías de Organyà”, los sermones de misa que constituyen el primer documento literario en catalán que se conoce, cosa que demuestra que el pueblo ya hablaba el catalán muy primitivo, y el latín quedaba reducido a los círculos burocráticos y culturales.
Llegamos al año 1235 y hasta el 1276 o sea, durante 41 años, tenemos el rey más grande que haya tenido nunca Catalunya, Jacme (Jaime) I el Conquistador. Domina desde el Rosselló hasta Alicante, incluidas las islas Baleares, pero al morir hace una gran tontería: divide el reino entre sus hijos y ya tenemos el jaleo desatado. Al cabo de cien años ya somos castellanos y cien años más tarde, españoles.
El año 1278, el vizconde Roger Bernat II de Castellbò, de Foix y de Bearn, firma unos “Pareatges” con el obispado de Urgell, y se convierte en copríncipe de Andorra y brazo militar del obispado para sus propiedades de los valles de Andorra.
En1336, el rey Pedro de Aragón hacia donación del castillo de Taús a los Grau de Toloriu. En este momento de la historia, Toloriu ya es un pueblo amurallado, con un barón que es el amo y señor (que no tiene nada que ver con el jefe tribal de comportamiento paternalista de antes). Todas las fajas, todos los campos, todas las viñas y todos los prados posibles ya están hechos. La gente trabaja la tierra como REMENSES (medianeros). La nobleza es la propietaria de tierras y vidas, la justicia se hace según su criterio y si alguno no les cae bien, lo cuelgan y listo, como queda demostrado en el Pla de las Forques (horca) de Bar, el de la Seu y el de Castellnou, lugar idóneo para exponer los cadáveres de los infelices y servir de escarmiento. Estos nobles llevan por el “camino de la amargura” a los reyes, que no pueden gobernar ni hacer nada sin contar con ellos. Incluso son capaces de venderse el país, como intentaron hacerlo a Renat I d’Anjou.
Se acaba la “Reconquista” y Al-Ándalus se volverá a llamar Hispania pero sin la h: ESPAÑA. Y las mujeres continuarán criando, hilando y tejiendo todo el santo día. Más o menos, aquí ponemos punto final a los Sarracenos.
Y aquí llegamos a la primavera del 1462, cuando un tal Francesc de Verntallat, cansado de las exigencias de la nobleza, que ha convertido el pueblo en “SERVENTS DE LA GLEVA” (esclavos de la tierra) se revela y empieza la GUERRA DELS REMENSES, la primera guerra de contenido social de la cual se tiene noticia. Estudiada por Marx y Engels, según tengo entendido. Tota la pagesía se pone de su lado, se queman castillos y palacios, la nobleza se refugia en las grandes ciudades amuralladas. Verntallat que no es tonto, ofrece sus servicios al rey Fernando II, que lo ve muy claro, se lo lleva a la corte, lo ennoblece, y así lo tiene tranquilo a su lado; y el pueblo, más calmado.
A consecuencia de esta guerra, el día 24 de abril del 1486, en el Santuario de Nuestra Sra. De Guadalupe, el rey firma un tratado: dará tierras a los agricultores en propiedad: que podrán heredar sus hijos a perpetuidad. Nace LA ESCRITURA DE PROPIEDAD. Estos, pagarán un tanto anual al rey, y el rey se compromete a defender sus derechos. Nacen LAS CONTRIBUCIONES. Para evitar malentendidos, se crea un servicio que anotará los nombres y las propiedades que concedan. Nace EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD. Cuando el rey tenga que nacer guerra, le darán un hombre por casa. Nace EL EJÉRCITO REAL. Automáticamente, la nobleza pierde poder, el rey gana, los ricos continuarán siendo ricos, los pobres siendo pobres, pero… al menos la tierra que trabajan ya es suya y, como es natural, rinde mucho más.
En el siglo XVI estas tierras nuestras fueron escenario de grandes violencias, entre Nyerros (afrancesados) y Cadells (de Arsèguel y alrededores). Como resultado de esto, Carlos I, el 1554, hizo destruir todos nuestros castillos. Y es en este momento en que, aprovechando sus vigas, piedras, cantoneras y trascantoneras, construimos nuestras casas, mucho más solidas, y dejamos los pueblos tal como están hoy en día.
Llegamos a los primeros años del siglo XVIII. Catalunya ya es rica y llena y, por un problema dinástico, nuestro buen Rey nos invade, pero nosotros los segadores, defensores de la tierra, con un buen golpe de daga hacemos retroceder a esta gente tan ufana y tan soberbia, resistimos desesperadamente, pero el once de setiembre de 1714, cae Barcelona, y recibimos un golpe tan monumental que aún nos resentimos ahora, pero nos rehacemos, continuamos trabajando y prosperando otra vez.
Después de la ”GUERRA GRANDE” 1793-1795 (nosotros contra el francés) y de la “GUERRA DE LA INDEPENDÉNCIA” 1808-1813 (el francés contra nosotros) nuestro país queda desbaratado, pero trabajamos y nos rehacemos de nuevo. En el año 1849, el General Fernández San Ramón, de paso por el Baridà en época de vendimia, persiguiendo carlistas, que era su trabajo, y no siendo, como sabemos, nada amigo nuestro (a él se le atribuye la expresión “la cuestión catalana”) escribe: “El sol fertiliza allí los peñascos y crece la vid en los nidos de las águilas, el vino fermenta sólo para los titanes”.
Ya dependemos únicamente del cielo. Si hace bueno, comeremos; si no, pasaremos gana. Es rico aquel que tiene más trigo, animales y tierras, pero de dineros pocos. A principios del siglo XX, en época de necesidad, un hombre trabajaba tres días para un pan grande. De las viñas se cuidaban los abuelos y los tíos. Salían de madrugada con la azada al cuello, un trozo de pan, una cebolla, y hasta la noche, donde en casa les esperaba un plato de sopas y a dormir. Y así un día y otro, hasta convertirnos en una gente que, como decía Prudenci Bertrana, “son gente corpulenta y adustos, con grandes mostachos y de una frugalidad que aturde”. Yo, si me permitís, añadiría “y de una sobriedad que ofende”.
El 1936 recibimos otro, de golpe, terrible, y nos volvemos a rehacer. Pero esta vez, de tal manera que nos convertimos en un referente para Hispania: si Catalunya va bien, España duerme tranquila. El espíritu de nuestra raza ya se ha convertido en materia de estudio; con tanta mezcla, ya os lo podéis imaginar…
Ahora, amigos míos, estamos tranquilos… pero en el horizonte se atisba alguna pequeña nube. Los visigodos “mesetarios”, gente extraña, con una visión muy corta, caciquil y personalísima de cómo ha de ser el Estado español, no nos quieren devolver el archivo de la Generalitat, secuestrado en Salamanca. Y no es que sea culpa de los salmantinos, no! Aquella pobre gente se cree lo que les dicen los herederos, los que a punta de bayoneta nos robaron parte de nuestra historia, diciendo, como justificación, que es botín de guerra… País…!! Y quieren que estemos contentos!! Y alguna otra nube más, que esperamos que no se convierta en tronada. Y es por todo esta, estimados baridans, que hemos de procurar no bajar nunca la guardia.
Que tengáis una buena fiesta Mayor.
Miquel Mas i Miró. Alcalde. Toloriu, 15 de agosto de 2002.
Pregón de fiesta mayor. Por Miquel Mas i Miró. Alcalde – Toloriu. 2003
Traducción libre al castellano de la publicación original en catalán
PREGÓN DE FIESTA MAYOR
Por Miquel Mas i Miró
Alcalde
Toloriu
2003
En estos últimos años, ha habido una especie de obsesión por parte de algunos aficionados a la escritura, de estos llamados “lletraferits” de querer tirar por tierra la legenda de la princesa azteca de Toloriu.
Han hecho laboriosas investigaciones y serios trabajos de investigación, para poder desacreditar a esta pobre joven. Tozudos en demostrar que no es cierta su historia en nuestra casa por la falta de documentos que lo demuestren. En su vehemencia, incluso han escrito que esto nada más se lo cree la “gente sencilla de buena fe”.
Yo no sé si lo sabéis, pero en el paraíso terrenal, no fue precisamente una manzana lo que mordió Eva, ni el maná cayó del cielo, ni la “Reconquista” empezó en Covadonga. Y…Donde nació el conde Arnau? Que incluso TV3 ha hecho una serie. Y de Sant Jordi, que me decís? Que sin DNI lo han hecho patrón de nuestra casa, y podríamos hablar de mil historias más, pero hemos de pensar que una leyenda, no es nada más que esto, una leyenda, y no necesariamente ha de estar documentada, y celebramos muchas, porqué en el fondo, bien mirado, todos juntos somos “gente sencilla y de buena fe”.
Una vez, hablando del tema Moctezuma con un reconocido historiador, me vino a decir que yo no podría demostrar nunca que esta historia fuese verdad, y le reconocí que tenía toda la razón del mundo, pero le contesté que él tampoco me podría demostrar nunca que fuese mentira, y llegamos a la conclusión que él, como historiador, necesitaba el rigor documental para afirmarlo, y mi pueblo y yo con una leyenda diferente y bonita como esta tenemos bastante.
En un libro, muy bien documentado, que se titula “Vima y el Quer Foradat” (*1), su escritora obsesionada con este tema, escribe a la página 170: “Hemos de destruir el mito” Que manía! Pero ella misma en su planteamiento, y visto desde nuestro punto de vista, nos da la solución del asunto. Reconoce que ya en el año 1015 la saga del Grau de Toloriu hacían donaciones de masías a la Canongía de Urgell, que hacia el 1190 el rey Pedro de Aragón les cedía el castillo de Taús, que el 1390 regalaban un copón de plata dorada a la iglesia de Urgell, y que alrededor de 1503 Hernan Cortés (*2) contrató a Joan Grau de Toloriu como asesor militar de los mercenarios que se llevó en su aventura colombina.
Y me pregunto, si el Sr. Cortés de Extremadura contrató al Sr. Joan Grau de Toloriu como asesor militar de sus tropas para embarcarse en un viaje tan serio “allende los mares,” ¿sería porqué el Sr. Joan Grau ya era alguien de reconocido prestigio en temas militares y no un cualquiera?
Su dinastía, tenía en aquel tiempo casi 500 años de historia, a pesar que algunos aficionados a historiadores digan que todos aquellos Graus no tenían ninguna relación los unos con los otros. Mira qué bien! Pues yo creo que sí que tenían relación, no puede ser que en un pueblo tan pequeño pasen tantos hechos documentados con un mismo apellido y no sean de la misma familia.
Dicho esto, no encontramos nada extraño que al llegar a México, el Sr. Grau, al ver como el Sr. Cortés quemaba las naves, pensara que ya no volvería nunca más a casa, y decidiese casarse. Pero como los españoles no se llevaban mujeres blancas en sus expediciones, tal como años más tarde harían los anglosajones, es natural que se casase con una india, y como que era “oficial y caballero” encontramos natural que lo hiciese con una princesa y no con una nativa cualquiera, como también es natural que cuando regresa el 1528, la lleve a su casa de Toloriu, es natural que tuvieran hijos, también es “casi natural” que a la pobre joven le afectara de tal manera el cambio tan radical de hábitat y de alimentación, que se muriese de pena, y es totalmente natural que la enterrasen en la tumba que los Graus, que con toda probabilidad, deberían tener en la iglesia de Sant Jaume.
Hasta aquí, lo que hemos explicado a partir del momento que nuestro héroe llega a México, no se puede demostrar documentalmente, pero no me negareis que es muy razonable que pasara de esta manera. Porqué… la misma falta de documentos hace que podamos decir: Quién puede demostrar que no fue así?
Pasan los años, y los barones de Toloriu, como la inmensa mayoría de la nobleza catalana, después de la desfeta de los Austria, emigran hacia la capital de España, y se ponen a resguardo de los Borbones, mezclándose con familias castellanas, de tal manera, que el historiador Carreras Candi, escribe: “A mediados del siglo XVII, las más fuertes casas de Catalunya se trasladaron a Castilla casándose con castellanos las más ricas “pubillas” del país y dándose el caso de que al terminar el siglo XVII solamente seis familias de la Corte poseyeran en Catalunya más de 40 ciudades, villas y aldeas”. Esta “mezcla aristocrática” hace que, en el siglo XVIII, Toloriu sea dominio del Sr. Antonio de Peguera y de Vilana, creado marqués de Vilana en el reino de Nápoles el 1750, su última descendiente murió soltera el 1881 en Barcelona, dejando sus bienes a las religiosas salesas, se llamaba María Manuela de Peguera y de Pedrolo, baronesa de Rocafort y de Toloriu.
Igual como Cava es propiedad del duque de Hijar y marqués de Aranda, título que actualmente tiene la duquesa de Alba (la Cayetana), Joan Pubill de Ansobell, tiene una escritura de propiedad de la montaña y bosques de Cava, que proviene de la compra que hizo su bisabuelo al marqués de Aranda el año 1870, como también los duques de Medina Sidonia eren amos de Castellbó y de Montant, el bisabuelo del anciano sastre Moles de la Seu, e hijo de Castellbò, fue el ultimo “guardabosques” y, por cierto, que de sus bosques se extrajo la madera para construir la “Armada Invencible” (pero esto ya es otra historia).
Los historiadores, colectivamente hablando, merecen todos mis respetos, esto quiero que quede muy claro, como también quiero que quede muy claro que ni yo, ni nadie de Toloriu, se cree ni se ha creído nunca que el Sr. Guillem de Grau Rifà, reconocido estafador y antiguo sastre de Tost, tenga nada que ver con los Graus, nobles de Toloriu. Este Sr. Guillem, que de tonto no tenía ni un pelo, simplemente que para desgracia suya se equivocó de camino, aprovechó unas historias de junto al fuego, unos comentarios de tradición oral, hace un montaje “histórico-rocambolesco” muy bien tejido, y entre 1960-63 el planifica en todo el centro de Toloriu. Como era de esperar, no le funcionó. De todas formas yo me pregunto: Y porqué en Toloriu?… Puede ser realmente que él sabía alguna cosa más que nosotros no sabemos?.
Hasta hace 7.000 o 8.000 años, que es cuando se inventó la escritura, los griegos, en sus expediciones militares y comerciales se llevaban “explicadores de historias”, persones de memoria privilegiada, para que los entretuvieran durante las largas veladas y de esta manera aquellas historias iban pasando oralmente de una generación a otra. Pero a partir del momento en que ya se escribe sale gente como Herodoto, Tucídides, Homero, Livio, Tácito, san Agustín y otros que recopilan todos los mitos, toda la tradición oral a su alcance y la transcriben en obres como la Odisea, la Hiliada, el Antiguo Testamento, la Biblia, el Génesis y muchos otros libros capitales para la humanidad.
En nuestra tierra, la importante tradición oral de la cual muchos escritores del país se han nutrido mucho, acaban haciendo una espléndida colección de libros. Tiene mucha más importancia de la que parece, pensad que vuestros abuelos no leyeron nunca un libro sobre agricultura y vivían del campo, ni vuestras abuelas habían leído nunca ningún libro de puericultura y traían hijos al mundo y los criaban bien guapos… así habéis salido vosotros. Os explico todo esto, porqué cada vez queda menos gente que se recuerde, de cosas antiguas, que explique hechos pasados, hechos que habían oído explicar a sus abuelos al lado de la chimenea, porqué… los que nos vamos haciendo grandes hemos de asimilar tanta cantidad de información a través de la prensa, la radio y la televisión que perdemos la memoria de las cosas de antaño. Ya no tenemos chimeneas… ni nietos… parar practicar la tradición oral… es una pena.
Alguno de vosotros ¿se recuerda, de la venerada Madre de Dios del Torp en la iglesia de Bar y por donde se subía? ¿Y aquellos decorados con dos figuras de tamaño natural que había aquí en San Jaume vestidos de romanos? ¿Para qué los hacían servir? ¿Y aquella gran rueda de madera llena de campanillas de metal de diversos tonos, que el abuelo de cal Sastre, don Francesc Palau Barber, vestido con una capa especial para la ocasión, la hacía rodar el sábado de gloria, mientras todos los críos hacía sonar las carracas “parar matar judíos”? Y las dos grandes banderas ¿Cuándo las sacaban? ¿Y por qué? ¿Sabéis que esta iglesia durante el siglo XX fue durante 36 años lugar de culto, 3 años cuartel de guardias de asalto de la república, 4 años cuadra de corderos, y 57 años una pila de ruinas, durante los cuales alguien hizo un agujero de casi tres metros de hondo buscando “el tesoro”? Cuando en el 1936 quemaron la iglesia, el fuego fue terrible, salían por las ventanas unas llamaradas tan espantosas que pusieron en peligro el pajar de cal Sastre. Todos los vecinos con cubos de agua hicieron una cadena y evitaron una catástrofe, podía haber quemado todo el pueblo. Como consecuencia de este hecho se salvaron de la quema el resto de iglesias del municipio.
¿Sabíais que durante la última “carlinada” se quemó el archivo civil de este municipio? ¿Sabéis como se llamaba la casa donde estaba? ¿Y quien la quemó? Por este motivo ahora en el ayuntamiento tan solo tenemos datos desde el 1880.
Un vecino ya grande, pero con la cabeza muy clara, es el que me explicaba que en la iglesia de Toloriu alguna cosa debería haber porqué recordaba perfectamente haber oído explicar a sus abuelos cuando era pequeño, que los franceses la saquearon y según decían había una gran señora enterrada… Y pregunto: si esto que es pura tradición oral, que le explicaban a aquel niño hacia los años 1920-30, mucho antes que el estafador mencionado anteriormente apareciese por el país, ¿por cuál regla de tres no nos hemos de creer que alguna cosa había e Toloriu…? Pensemos, si los abuelos de aquel niño, que en el 1920 le explicaban todo esto, ya tenían 70 años, es decir que habían nacido alrededor del 1850, y los franceses se marcharon derrotados del país el 1813, tan solo 37 años de diferencia, seguro que lo que explicaban los abuelos mencionados lo habían sentido explicar directamente de sus padres, pura tradición oral.
Me hablaba de la baronía de Sobeig, y del manso de Casanet, que se ve que eran muy ricos porqué los domingos, una hora antes de misa tocaban las campanadas de la iglesia de Aristot, para que la señora de Casanet pudiese ir, la llevaban con un macho, sobre una silla muy bonita para señoras. Le insinué que en Sobeig, eso de baronía podía ser que no… y me insistió que su abuelo lo decía así, que para San Juan, en la capilla se hacía una romería, que iba gente de todo el territorio, que había un retablo muy valioso que por la guerra civil desapareció, pero que a él le parecía que no había ido a parar muy lejos.
Que en el verano de 1936 en Bar se presentaron tres taxis de Puigcerdá, llenos de milicianos de la FAI mandados por el “cojo de Málaga”, de triste memoria, que reventaron las puertas de la iglesia y de la rectoría, sacaron todos los santos, altares, mobiliario y libros a la plaza y empezaron a quemarlo todo; bueno, todo no, porqué al lado del pajar del Soldevila (apartado del fuego) extendieron unas mantas en tierra, y un miliciano con mosquetón vigilaba todos los objetos de valor que iban depositando.
Cuando quisieron tirar las campanas a bajo del campanario, un vecino les dijo: Hombre, no, que si hubiese un fuego… Le contestaron que callase si no quería bajar él también. Cargaron los coches y desaparecieron. Los cuatro exaltados del pueblo se quedaron con el fuego, todo el jaleo, y sin nada de valor. Comentaban entre ellos que les habían fastidiado bien. Un hombre del Quer, que días antes hacía “mítings” en las dos tabernas del pueblo diciendo: “se ha acabado de comer pan y cebolla…”, no sabía qué cara poner. Nada más quedó un trocito de campana, que guardamos como recuerdo. Todo esto os lo explico para demostrar la memoria que pueden llegar a tener algunas persones. Pero vaya… no lo comentéis porqué como que se trata de “tradición oral”, ningún historiador se lo creerá.
Entre 1545 y el 1562, se celebró el Concilio de Trento, porqué la iglesia estaba perdiendo pistonada: orgánica, moral y espiritualmente hablando. De las muchas cosas acordadas, se decidió que todo el mundo tenía que tener, además del nombre, un apellido, que habían de ser registrados en un libro al bautizarse y al morirse.
De todas maneras, en nuestro país ya hacía 70 años que se practicaba esta costumbre. El 3 de agosto del 1492, Cristóbal Colom ya tenía registrados en su libro de bitácora los nombres y los apellidos asignados en aquel momento, a todos los tripulantes de su expedición. Por esto sabemos que el señor que estaba subido a la torre de vigilancia (y no siempre hacían subir al más espabilado) y que gritó “TIERRA” se llamaba Rodrigo de Triana, porqué era de Triana, no porqué se llamase su padre, pero sus hijos sí que ya se dijeron Triana de apellido.
Yo aseguraría que el Sr. Grau y su señora, haciendo tertulia con el arcipreste de Bar mientras tomaban cacao, le deberían explicar cómo funcionaban estos libros y para qué servía todo esto de los apellidos, puesto que en el “Nuevo Mundo” los tenían ya hacía años para poder saber cuántos eran y como se llamaban. El arcipreste (pensad que este cargo no lo daban al más tonto del Seminario) compró alguno, y empezó a aplicarlo en su demarcación. Esta circunstancia hace que muy probablemente en el arciprestazgo de Bar ya tuvieran libros de registro (como en Barcelona y otros lugares) muchos años antes de que lo ordenase la Iglesia.
El pobre mosén Sirvent, el último rector del Quer antes de la guerra civil, hizo un certificado, para el Sr. Grau-Rifé, (el estafador) diciendo que, efectivamente, en Toloriu había enterrada una hija de Moctezuma, que él lo había leído en los libros de enterramientos… Pues no veáis como dejan al pobre rector los historiadores, que follón! Que si para hacer este papel le dieron 500 pesetas, que si le dieron 200… Los difamadores ya ni se ponen de acuerdo con el precio que le pagaron, y digo difamadores, porqué es muy feo y fácil difamar el buen nombre de un pobre capellán que ya está muerto y que no se puede defender. Decidme: y ¿si realmente lo hubiera leído, todo lo que escribió? ¿Y si quedaba alguno de libro…? Porqué vosotros, estimados historiadores, en qué documento habéis leído todo esto de las pesetas que va cobrar el mosén, vosotros, que si no está escrito no os creéis nada, o ¿es que para poder “enterrar el mito” nada más, os creéis lo que os conviene de la “tradición oral”?
Por favor…, si reconocéis, que no podéis negar que hubiesen, libros, nada más decir que es muy difícil, y si no tenéis nada más sólido donde agarraros, ¿cómo podéis negar tan drásticamente la autenticidad de esta leyenda? Creedme, no os metáis más en los asuntos de Toloriu, no fuese el caso que los dioses aztecas os provoquen un mal sueño, que ya está bien la broma.
Todo esto os lo explico de una manera distendida, y hasta, si queréis simpática, porqué mi intención es crear una duda, una duda razonable, una duda de si es o no es, una duda que haga que, a partir de hoy, ya nadie pueda asegurar, que no es auténtica, nuestra leyenda. Y también para que entendáis lo difícil que es para los pobres historiadores poder demostrar que la leyenda de Toloriu es falsa. De ahora en adelante, si alguno os pregunta por nuestra dulce princesa María, decir, con toda tranquilidad de conciencia, que sí, que pasó, que está enterrada aquí, que lo ha dicho el Alcalde.
Que tengáis una buena Fiesta Mayor, y gracias por vuestra paciencia.
Miquel Mas i Miró.
(*1) Nota de la WWW: Vima y el Querforadat, Rosalia Pantebre Trasfí, ediciones Solsona Comunicacions SL, Solsona 2001.
(*2) Ferran Cortès, noble militar de la confederación catalano-aragonesa