El Comare

En Josep Jordana i Andorrà, conocido como el “Comare de Toloriu” nació en Toloriu el 1914, actualmente comarca de l’Alt Urgell, en un año en que Europa comenzaba a temblar con la Gran Guerra. Agricultor y Ganadero de profesión era un amante de la caza que practicaba y protegía en los bosques de la Reserva del Cadí. Su gran pasión por la música le floreció cuando tenía unos 15 años. Siete años después, cuando tenía 22 años estalló la guerra civil y en el bando republicano luchó por el mantenimiento del orden constitucional ante el golpe de estado. Estuvo en la Batalla del Ebro, en la Compañia 11, pero no se recordaba en que batallón, Sí que sabía muy bien, sin embargo, que aquel regimiento estaba comandado per un oficial alemán, que llegó con las Brigadas Internacionales, y que tocaba el acordeón.

Este militar murió muy cerca de él de un tiro perdido y El Comare de Toloriu se hizo cargo del instrumento musical. Así que se lo llevó al pueblo una vez acabada la guerra. Desde entonces, siempre hizo bailar a todo el mundo con los primeros compases de la marcha “Somos de la Once”, que habían cantado en el frente. El acordeón en cuestión, el que recogió del oficial muerto en el frente, es un Mainel Herold dejado actualmente en depósito por su familia al Museu de l’Acordió d’Arsèguel, (museo que no podéis dejar de visitar).

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En Toloriu, el pueblo de Josep Jordana, el Comare, a partir del 1944 empezó a sentirlo tocar asiduamente, y a menudo en contratos de temporada, también los pueblos del Baridà, a los que se desplazaba a pié con el acordeón colgado a las espaldas, envuelto con un pañuelo de envoltorio. Tocaba los domingos y otros días de fiesta en las plazas y en los hostales. En Toloriu, en el verano bailaban cada día con el sonido de su acordeón, mientras estaba la máquina de trillar.

Acordeonista diatónico, tenía un extenso repertorio de música bailable (rumbas, pericones, habaneras, valses, pasodobles, foxtrots, charlestones, americanas, etc. ) que aprendía de las orquestas de la época y readaptaba con un sello propio. Uno de sus temas más representativos es, precisamente, la marcha-pasodoble que lleva su nombre “La marcha del Comare”, que posteriormente han versionado muchos grupos para hacer pasacalles y bailes de pareja

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En los años sesenta y setenta, coincidiendo con la emigración de los pueblos a las ciudades, el Comare, como los acordeonistas de los Pirineos en general, vieron como la funcionalidad de su trabajo dejaba de tener sentido y abandonó el acordeón, hasta que regresó el 1976, a la primera Trobada d’Arsèguel (Encuentro de Arsèguel)

El Comare fue uno de los acordeonistas que Artur Blasco convenció para volver a tocar después de veinticinco años. Recuperó todo su repertorio de baile y fue uno de los acordeonistas más emblemático del grupo Acordeonistas del Pirineo. Siempre comentaba que formaba parte de un grupo donde habían tres generaciones de músicos: él y sus colegas de toda la vida; Artur Blasco, que podía ser su hijo, y Cati Plana, que con 12 años podía ser su nieta.

Uno de los acordeonistas rurales más popular del país. En la segunda edición del Tradicionàrius (música tradicional realizado en Barcelona), del año 1989, participó en el concierto de Artur Blasco, y en el año 1993 se le rindió homenaje dentro de la Fiesta del acordeón diatónico

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En este año 1993, el Festival Tradicionàrius le hace un homenaje con una nutrida participación de grupos actuales que han adaptado parte de su repertorio, como la popular Marxa del comare, que durante un tiempo abría y cerraba la Trobada d’Acordionistes del Pirineu, a Arsèguel. Todo su repertorio ha sido archivado y registrado por l’Associació Arsèguel y los acordeonistas del Pirineo.

Josep Jordana nos dejó en Toloriu el 1994 pero su música continua sonando por todos los rincones del Baridà